El planeta sigue hambriento de energía indica la IEA en informe especial

Crecimiento económico y consumo energético van de la mano, tal y como lo confirman los resultados preliminares del estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía (IEA en inglés), y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). En este se estima que el consumo en 2017 creció 2.1% o el doble del 2016, para llegar a 14,050 millones de toneladas equivalentes de crudo (Mtoe).

1 Mtoe equivale a 11.63 MWh o 39 mil millones de BTU

El estudio muestra que las energías renovables representan el 25% de la energía generada en el planeta, un aumento del 6% con respecto al año pasado para llegar a un total de 380 Terawatts-hora (TWh). Los Estados Unidos y China contribuyeron a la mitad del crecimiento observado durante el año pasado, seguidos de la Unión Europea, Japón y la India.

En cuanto a los medios de generación, la eólica tuvo una participación del 36%, seguida de la solar con 27%, hidroeléctrica con 22%, mientras que otras fuentes -incluida la biomasa y el etanol-, representaron el 12%. Aunque el impulso de las energías renovables no se ha detenido, los combustibles fósiles siguen siendo la principal fuente de energía al contar con una participación del 70%.

En esta categoría la IEA nota un crecimiento en el uso del gas natural, el cual alcanzó un máximo histórico de 22%. Durante 2017 la demanda de gas natural creció un 3%, gracias a su abundancia y precios accesibles, especialmente para industrias como la transportación y la generación de electricidad; esta última representa un 15% del total del consumo mundial.

En cuanto a países consumidores, China se destaca como el más importante ya que una tercera parte del crecimiento se debe a ese país. Una de las razones es su política de “cielos azules”, la cual busca sustituir plantas de generación a base de carbón con todo un abanico de soluciones que abarcan gas, energías renovables y energía nuclear.

Si bien el planeta sigue en proceso de abandonar al carbón, el año pasado mostró un crecimiento del 1% para llegar a 3,790 Mtoe. Paradójicamente China se destacó como el mayor consumidor, los extremos en las condiciones climáticas así como la falta de infraestructura para llevar gas natural al interior del país, ocasionaron que las plantas eléctricas a base de carbón subieran su producción en 6%.

Situaciones similares ocurrieron en países como India y Corea, sin embargo, la tendencia en naciones como los Estados Unidos y la Unión Europea continúan a la baja. La IEA destaca que la emisión global se encuentra por debajo del máximo alcanzado en 2014, el cual fue de 3,927 Mtoe.

Por su parte el consumo de petróleo sigue en aumento, durante 2017 la IEA contabilizó un crecimiento de 1.5 millones de barriles diarios (mbd) equivalente a un promedio de 1.6% anual. En total el consumo mundial alcanzó un nuevo record con un promedio de 97.8 mbd.

25% de la electricidad global es generada por fuentes renovables

Si bien los autos eléctricos (EV en inglés) se presentan como una opción viable para reducir el consumo de gasolina, y por ende de barriles de petróleo, la IEA detecta que aun no han tenido la penetración que se espera en mercado como el de los Estados Unidos. Ahí las ventas de vehículos utilitarios (SUV) y camionetas han crecido al 60% del total durante el año pasado, lo que de acuerdo a la agencia contrarrestan los avances en eficiencia energética logrados por autos compactos y EVs.

Otro factor es la industria petroquímica, gracias a los precios competitivos del crudo la demanda para la fabricación de plásticos y otros derivados se ha incrementado. De nueva cuenta China lidera al mundo en este sector, ya que representa el 60% del consumo.

Las emisiones de dióxido de carbono aumentaron.
El estudio presenta un crecimiento del 1.4% en las emisiones de CO2 provenientes de la generación de energía, esto se traduce en un incremento de 460 millones de toneladas para llegar a un máximo histórico de 32.5 mil millones de toneladas (Gt). En opinión de la IEA esto se debe a tres factores:

  • Un crecimiento económico mundial de 3.7% durante el 2017
  • Precios bajos de los energéticos
  • Falta de implementación de programas de eficiencia energética

Esto pone en duda los objetivos trazados por el Acuerdo de París, el cual busca niveles de 31-44 Gt -de emisiones totales de CO2, no solo relacionadas a la producción de energía-, para mantener al planeta en un rango de calentamiento global menor a los 2 grados centígrados.

El estudio destaca a Asia como la fuente de dos terceras partes del crecimiento en las emisiones, mientras que en países como los Estados Unidos y México mostraron la mayor caída. En este último país, de acuerdo siempre a las cifras de la IEA, las emisiones de dióxido de carbono se redujeron 4% en 2017, de la mano de una disminución en el uso de petrolíferos para la generación de electricidad, un crecimiento en el uso de fuentes de energía renovable y una mayor utilización del gas natural en procesos industriales.

El incremento en las emisiones de CO2 durante 2017 equivale a añadir 170 millones de vehículos al parque vehicular mundial

Sin embargo, la IEA recalca que la importancia de llegar al máximo de emisiones para el año 2020. En su Escenario para un Desarrollo Sustentable indica que el uso de fuentes de energía bajas en emisiones de CO2, debe crecer a un ritmo de 1.1% anual, lo que equivale a cinco veces el crecimiento obtenido durante el año pasado.

Mientras que la generación por fuentes renovables debe crecer a un promedio de 700 TWh, un desafío importante si tomamos en consideración que el organismo está reportando que durante 2017 el planeta generó 380 TWh. La IEA resaltó el uso de sistemas de captura y almacenamiento de carbono, para reducir el impacto producido por el sector energético.

El estudio concluye que el bajo precio de los combustibles fósiles es uno de los mayores promotores de su crecimiento, así como del aumento de emisiones y la reducción en la eficiencia energética.

En este aspecto la IEA detecta dos problemas: el primero es que las energías renovables -así como el gas natural-, requieren de mayor adopción, mucho más de lo que se ha alcanzado al día de hoy. El segundo, es que las políticas de eficiencia energética no están ayudando a contrarrestar el impacto producido por los vehículos SUV, o a promover alternativas como los EV, que si bien tienen amplia aceptación en Asia y Europa, su impacto en el consumo de combustible y las emisiones contaminantes es mínimo debido a su baja adopción.

Entre las soluciones la IEA sugiere eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, estimados en $5.3 trillones de dólares -de acuerdo a un estudio realizado por el Fondo Monetario Internacional en 2015-, para promover opciones más eficientes.

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