Una de cada seis habitantes en el planeta no tiene acceso a los sistemas de energía

De acuerdo al reporte Global Tracking Framework 2015, desarrollado por la iniciativa Sustainable Energy for All (SE4ALL) de la ONU, cerca de mil 100 millones de personas– casi 15% de la población global – no tienen acceso a la electricidad y casi tres mil millones de personas – 40% del mundo – dependen de usos tradicionales de la biomasa (desperdicio animal, madera, carbón) para cocinar. Casi todos (97%) viven en zonas de África Subsahariana y en desarrollo como Asia, con 84% viviendo en áreas rurales.

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A diferencia de estas regiones, Sudamérica está en camino de ser electrificado totalmente en pocos años. Sin embargo, aún deben llevarse a cabo medidas en zonas rurales para proporcionar a más personas energía limpia. A finales del primer semestre del 2015, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) confirmó el acceso de la energía eléctrica al 98.44% de la población mexicana, y contempla proyectos de infraestructura para que en el 2018 el porcentaje alcance el 99%.

Está comprobado que el acceso a la energía logra reducir la pobreza, mejorar la salud, aumentar la productividad, incrementar la competitividad y promover el crecimiento económico. Sin embargo, los proyectos de electrificación sólo funcionan y se benefician con el desarrollo de la experiencia y participación de la población local.

La ONU, mediante su Grupo de Asesoramiento sobre Energía y Cambio Climático, ha identificado el acceso a la energía como un factor clave contra la pobreza, la máxima prioridad en su lista de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Este grupo, ha establecido objetivos para el año 2030 para asegurar el acceso universal a este recurso, lo que la Agencia Internacional de la Energía estima que requerirá inversiones acumulativas de cerca de mil millones de dólares.

Las zonas rurales tienen más necesidad de proyectos de electrificación ya que están “fuera de red”, lo que significa que no están conectadas a las redes de distribución y transmisión de energía de servicios. Puede que no sea factible extender la red eléctrica a estas localidades debido a sus ubicaciones remotas, la baja densidad de población o la falta de infraestructura existente. En consecuencia, la electricidad debería ser suministrada de manera local utilizando una de las dos opciones para dicha electrificación: sistemas independientes y mini redes.

Los sistemas independientes son fuentes de energía autónomas y de pequeña escala. A nivel mundial, 216 millones de personas utilizan estos sistemas como un acceso a la energía, ya que se han desarrollado para apoyar a las personas principalmente a nivel individual y doméstico. En especial, las lámparas o linternas solares y los sistemas domésticos solares están emergiendo como alternativas claves para satisfacer las necesidades básicas de los hogares fuera de red.

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En contraste, una mini red es un servicio pequeño de electricidad local que produce energía a través de un generador, y que se distribuye sobre varios cables a hogares y tiendas dentro de los alrededores. Las mini redes utilizan fuentes diésel, renovables (más batería) o combustible híbrido (combinado) para producir energía y, a menudo, incluyen un sistema de almacenamiento. Cerca de 400 millones de personas en el mundo obtienen su electricidad con esta tecnología.

Proporcionar acceso energético es tecnológicamente fácil, pero brindar electricidad a localidades remotas con personas de bajos ingresos, resulta económicamente difícil. El principal obstáculo para la implementación de mini redes es que las personas no tienen los recursos para pagar las soluciones. Sin embargo, son medios rentables, fiables y sostenibles de suministro de energía a comunidades rurales, en especial áreas aisladas donde la extensión de la red es muy costosa.

Un enfoque de modelo de negocio sería que una empresa ayude a integrar sistemas independientes y mini redes como una única infraestructura. Los residentes de la comunidad recibirían capacitación para que puedan ser autosuficientes en el manejo del proyecto: operar el sistema, realizar mantenimiento, recolectar tarifas, etc.

Otro escenario sería que una empresa o gobierno construya y opere un sistema de mini red, para después entrar en un contrato de servicio con los clientes o una utilidad para administrar el sistema. No importa qué modelo de negocios se siga, el punto importante es que la comunidad participe de manera activa en el proyecto.

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