Dupla de investigadores franco-estadounidense crea chip para almacenar energía

Un equipo franco-estadounidense ha llegado a la conclusión que su material de carbono para hacer micro-supercondensadores descubierto hace seis años puede integrarse fácilmente en los chips de silicio actuales, lo que permitirá que los microchips y sus fuentes de alimentación sean lo mismo, reduciendo aún más el tamaño de los dispositivos electrónicos.

Después de más de media década de especulaciones, fabricación, modelado y pruebas, un equipo internacional de investigadores dirigido por Yuri Gogotsi, de la Universidad Drexel (Filadelfia, EE.UU.), y Patrice Simon, de la Universidad Paul Sabatier de Toulouse (Francia), han confirmado que su proceso para hacer películas y micro-supercondensadores de carbono permitirá que los microchips y sus fuentes de alimentación sean lo mismo.

yury patrice

El descubrimiento, publicado en una reciente edición de la revista Science, es la culminación de años de investigación colaborativa por parte del equipo, que creó el material de carbono en 2010. Desde entonces, su objetivo ha sido mostrar que es posible físicamente acoplar el centro de procesamiento de un dispositivo electrónico -el microchip- con su fuente de energía.

“Esto nos ha llevado bastante tiempo, pero el objetivo era no sólo hacer un dispositivo de almacenamiento de energía tan pequeño como un microchip, sino hacer un dispositivo de almacenamiento de energía que sea parte del microchip y hacerlo de una manera que se integre fácilmente en los procesos de fabricación de chips de silicio actuales”, dice Simon en la nota de prensa de Drexel.

Simon dirigió la investigación bajo los auspicios de la red de investigación francesa sobre almacenamiento de energía electroquímica (RS2E), una spin-off de Le Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y el Ministerio francés de Investigación. “Con este logro, el futuro está abierto de par en par para los fabricantes de chips y dispositivos electrónicos personales.”

Esto confirma la creencia que tenía el grupo desde que fabricaron los materiales por primera vez: que estas películas son lo suficientemente versátiles como para integrarse a la perfección en los sistemas que alimentan microchips de silicio, como los que hay en un portátil o en un reloj inteligente.

Los retos a los que se enfrentaba el grupo en el desarrollo del material eran cuestiones sobre su compatibilidad, su estabilidad mecánica y durabilidad para su uso en sustratos flexibles. Una vez respondidas, se abre un sinfín de posibilidades para que las películas de carbono lleguen a los chips de silicio, incluida la integración de baterías a microescala en un chip.

“El lugar donde la mayoría de las personas acabará notando el impacto de este desarrollo es en el tamaño de sus dispositivos electrónicos personales, como sus teléfonos inteligentes”, dice Gogotsi, del Departamento de Ingeniería y Ciencia de los Materiales de Drexel, que dirige el Instituto de Nanomateriales.

“Aún más importante”, añade, “se necesita almacenamiento de energía en-un-chip para crear el Internet de las cosas. Este trabajo es un paso importante hacia ese futuro”.

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