Reservas en «Vaca Muerta» indican que en Argentina pronto habrá abundancia de gas

El cliente en el futuro no te va a preguntar de dónde le entregás la energía. Ese va a ser tu problema. El problema es entregarle la energía a tu cliente a un precio competitivo. Ahora si lo traes de una fuente, de otra o de una combinación de fuentes y haces un blend, al cliente no le va importar mucho lo que le digas”. La frase pertenece al presidente de YPF Argentina  Miguel Gutiérrez.

El directivo viene postulando desde hace tiempo que la petrolera nacional debe convertirse en una “empresa de energía”. Entiende que los combustibles fósiles son una transición “que no sabemos cuánto va a durar” hacia un nuevo mercado de la energía.

Para el presidente de YPF en cinco años se podría comenzar a hablar de abundancia de gas en  Argentina. Incluso el gobernador neuquino Omar Gutiérrez ya pronostica que para fines de 2018 la Cuenca Neuquina saltará de los actuales 55 millones de metros cúbicos diarios de gas a unos 70 millones de metros cúbicos. Cree que esta puerta sería suficiente para pensar en reabrir las exportaciones del fluido a Chile.

Sin embargo desde el lado chileno todavía hay dudas. Aún quedan las marcas por el desplante que hace 10 años significó, tras la pérdida del autoabastecimiento, la suspensión de los envíos de gas desde Argentina. Esto los obligó a montar terminales de regasificación.

Los números que maneja Gutiérrez para sumar 15 millones de metros cúbicos diarios más, un aumento del 30% en casi 15 meses, se apoyan exclusivamente en la producción de cuatro nuevos proyectos que se suman en Vaca Muerta. Las cuentas pueden crecer si se contempla el crecimiento de otros bloques y la llegada de nuevas inversiones.

Hacia 2020, fecha en la que hay coincidencia para marcar una refundación de Vaca Muerta, los números de producción podrían crecer mucho más allá de las estimaciones. La idea que gira alrededor de ese escenario idílico es la industrialización del gas.

El CEO de Tecpetrol, la petrolera del grupo Techint, Carlos Ormachea plantea desde hace un tiempo que tener como objetivo solamente el reemplazo de las importaciones (25 millones de metros cúbicos diarios) es una meta austera. Considera que los no convencionales tienen el potencial para modificar la economía del país con industrialización y exportaciones por fuera de los países limítrofes.

Incluso en los intercambios hacia suelo chileno hay quienes fantasean utilizar las terminales de GNL Quinteros y Mejillones para sacar el gas argentino en barcos.

Por lo pronto los excedentes de gas tendrán como destino la generación eléctrica. Esto serviría para reemplazar el uso de otros combustibles más caros y contaminantes. Incluso en el plan de proyecciones no se descarta la exportación de energía eléctrica también hacia Chile y otros países como Brasil o Uruguay.

Miguel Gutiérrez, presidente de YPF Argentina.

Todo por el momento parece parte de una película escrita y dirigida por el buen ánimo y un optimismo a prueba de balas.

En los planes oficiales se da por descontado que los niveles de producción se mantendrán y se sumarán los metros cúbicos que aporten los nuevos proyectos. Sin embargo esta cuenta no parece tan lineal en la industria. “No es lo mismo pasar de 0 a 10 que de 10 a 13 o 15”, suelen explicar desde una de las principales operadoras.

La aplicación de la Resolución 46, que extiende los subsidios al precio del gas hasta 2021, es toda una incógnita. Está claro para los nuevos proyectos, pero no para el denominado “gas viejo” que también –con precios diferenciales– pido elevar la curva productiva y que ahora sin valores retocados podrían dejar de funcionar.

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