
Un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía perfila los retos y oportunidades que representa el desarrollo de la IA
El consumo eléctrico de los centros de datos —el corazón de la infraestructura de la inteligencia artificial— superará los 1.000 teravatios-hora en 2030, tanto como el consumo anual de Alemania, alerta un informe de la Agencia Internacional de Energía. La IA, que comenzó como un campo de investigación académica se ha convertido en una industria con billones de dólares en capitalización bursátil y en la actividad humana que consume más energía.
Desde 2022, las empresas vinculadas a la IA en el índice S&P 500 han sumado 12 billones de dólares al mercado. Su capacidad para revolucionar sectores —desde la medicina hasta la logística— la sitúa como una tecnología comparable la electricidad en el siglo XX. Pero este progreso tiene un costo oculto: la insaciable demanda energética de los centros de datos especializados.
Un centro de datos típico de inteligencia artificial consume tanta electricidad como 100.000 hogares, y los megaproyectos en construcción multiplicarán ese gasto por 20. El análisis de la AIE ofrece una hoja de ruta para gobiernos, empresas y comunidades locales en la planificación de infraestructuras y la implementación de tecnologías de IA. Advierte que «no hay IA sin energía», pero reconoce su potencial para revolucionar el propio sector. Un suministro eléctrico asequible, fiable y sostenible se erige como un factor determinante para el avance de la nueva tecnología. Sin embargo -estima- políticos y mercados carecen de herramientas para evaluar el impacto energético de la IA.
Aunque hoy los centros de datos representan el 1,5% del consumo eléctrico mundial (415 TWh en 2024), su huella es desigual y profundamente localizada. Estados Unidos concentra el 45% del consumo, China el 25% y Europa el 15%. (Foto: data center en Iowa, USA)
En regiones como Virginia (EE UU) o Irlanda, los complejos representan hasta el 20% de la demanda local. Rivalizan con industrias intensivas como las fundiciones de aluminio. El informe advierte que el ritmo actual de crecimiento —un 12% anual desde 2017, cuatro veces más rápido que la demanda global— exige acciones inmediatas. Como inversión en redes y energías limpias.
La demanda de electricidad de los centros de datos aumentará más del doble para 2030, alcanzando unos 945 TWh, un aumento que es ligeramente superior a la carga eléctrica total actual de Japón. La IA es el principal impulsor de este crecimiento, junto con la creciente demanda de otros servicios digitales», indica el informe.
En Estados Unidos, los centros de datos representan casi la mitad del crecimiento de la demanda eléctrica. En 2030 consumirá más electricidad en sus centros de datos que en la producción combinada de aluminio, acero, cemento, productos químicos y otros bienes de alto consumo energético. A nivel global, las proyecciones para 2035 estiman una demanda de 1.200 TWh. Un reto significativo para la sostenibilidad energética.
Para cubrir la demanda creciente, las renovables y el gas natural serán las principales fuentes. La mitad del crecimiento global de los centros de datos dependerá de fuentes renovables, cuya generación aumentará en 450 TWh hasta 2035, mientras que el gas natural aportará 175 TWh adicionales.
La energía nuclear contribuirá con una generación similar. En especial en China, Japón y Estados Unidos, donde reactores modulares pequeños se sumarán a la red a partir de 2030. El sector tecnológico también respalda el desarrollo de tecnologías energéticas innovadoras, incluyendo la geotermia y energía nuclear avanzada.
El rápido crecimiento de los centros de datos plantea desafíos inmediatos a las infraestructuras eléctricas. Las redes eléctricas ya se encuentran bajo presión en muchos lugares. Alrededor del 20% de los proyectos planificados de centros de datos podrían correr el riesgo de sufrir retrasos debido a la escasez de componentes críticos como transformadores y cables.
Si bien la inteligencia artificial puede ayudar a equilibrar las redes eléctricas, mejorar la previsión e integración de la generación variable de energía renovable, y reducir las restricciones y las emisiones, también aumenta la demanda de electricidad que plantea importantes desafíos.
Asimismo, los sistemas con inteligencia artificial mejoran la precisión en exploración de petróleo y gas. Reducen riegos pre-perforación y detectan fugas de metano con hasta un 90% de efectividad.
El sector transporte la inteligencia artificial optimiza rutas y mantenimiento (con ahorros equivalentes a 120 millones de vehículos) En edificios, sus soluciones podrían ahorrar 300 TWh anuales. Además, la IA revoluciona la investigación. Ha multiplicado por 45.000 la velocidad de mapeo de proteínas, metodología aplicable al diseño de nuevos materiales.
El sector energético, pese a su complejidad y relevancia estratégica, está fallando en capitalizar plenamente el potencial transformador de la inteligencia artificial. A pesar de ser uno de los sectores más complejos y críticos, se enfrenta a diversos obstáculos para lograr una adopción generalizada de la tecnología.
En cuanto a las preocupaciones sobre su impacto en el cambio climático, el informe indica que, aunque las emisiones derivadas del consumo de electricidad en los centros de datos aumentarán, se mantendrán por debajo del 1,5% de las emisiones totales del sector energético. Además, la adopción generalizada de las aplicaciones de inteligencia artificial podría generar reducciones de emisiones mucho mayores, aunque aún insuficientes para abordar el cambio climático.
El informe destaca la necesidad de la colaboración entre los sectores tecnológico y energético para proporcionar la energía necesaria para la IA y aprovechar sus beneficios para el sector energético. Y entre gobiernos, empresas y academia para determinar si la inteligencia artificial se convierte en acelerador de la transición energética o en fuente de nuevos desequilibrios.