Siemens y Alstom se fusionan para crear gigante europeo de los trenes

La compañía francesa Alstom y la alemana Siemens anunciaron en días pasados un acuerdo de fusión de sus actividades ferroviarias, una alianza económica para contrarrestar al gigante chino CRRC, y también política, forjada entre París y Berlín.

La fusión dará lugar a “Siemens Alstom”, número dos mundial -en volumen- para el material ferroviario rodante y número uno en señalización.

La empresa creada será francoalemana en un primer momento, pero el acuerdo prevé que Siemens pueda aumentar su participación por encima del 50,5% del capital al cabo de cuatro años. El consorcio alemán aportará sus actividades ferroviarias y recibirá a cambio la mitad del capital de Alstom.

El nuevo grupo cotizará en la bolsa de París y su sede estará en la región parisina, según el comunicado común de Alstom y Siemens, publicado la semana pasada.

El actual presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, permanecerá al frente del nuevo grupo, cuyo consejo directivo estará compuesto por seis administradores designados por Siemens, cuatro independientes y el presidente. El Estado francés, actual accionista de Alstom mediante acciones prestadas por la compañía Bouygues, anunció que no mantendrá su participación en el fabricante de trenes.

El ministerio francés de Economía indicó que “el gobierno francés respalda el acercamiento” y el titular de la cartera Bruno Le Maire “se congratula ante el interés que representa la operación, tanto del punto de vista industrial como en términos de preservación del empleo”. La pérdida del control sobre este bastión industrial de Francia generó inquietud en el ámbito sindical francés. “Las garantías se cambian rápidamente”, comentó a la AFP Daniel Dreger, de la CGT, el segundo sindicato más importante de Alstom.

La fusión es “una necesidad” para luchar contra la competencia china, pero “preocupa” porque “habrá consecuencias sociales a mediano plazo”, estimó por su parte CFE-CGC de Alstom, primer sindicato del grupo. Detrás de la fusión planea la sombra de CRRC, el gigante chino que acecha a Europa y “podría buscar apoyo en la adquisición de un constructor europeo”, según el secretario de Estado Benjamin Griveaux.

El gobierno francés adoptó un tono tranquilizador. Según el ministerio francés de Economía, Siemens se comprometió con la “preservación de los empleos y de los sitios industriales franceses” durante cuatro años.

Se además trata de una alianza de alto contenido político: el presidente francés Emmanuel Macron muestra desde su elección una voluntad de acercamiento con Alemania y presentaba el mismo día sus propuestas sobre el futuro de la Unión Europea. Sin embargo, mientras que Alstom y Siemens saludan la creación de un “campeón europeo de la movilidad”, que Bruno Le Maire evoca un “futuro campeón francoalemán de la construcción y de la señalización ferroviarias”, hay voces críticas, tanto de izquierda como de derecha.

“Alemania está comprando a Francia y Macron nos está vendiendo barato”, comentó Laurent Wauquiez, vicepresidente del partido conservador Los Republicanos. Representantes del Frente de izquierdas de la región parisina estimaron que la fusión “no tiene nada de un Airbus ferroviario elogiado por la prensa, dado que carece de control estatal”.

La operación quedará finalizada en 2018, tras obtener las autorizaciones reglamentarias. El canadiense Bombardier podría sumarse en una segunda etapa aportando al nuevo grupo sus actividades ferroviarias, según el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Alstom emplea a 32,800 personas y Siemens Mobility (la rama ferroviaria) a 27,100. Un acercamiento entre los dos grupos ya había sido estudiado en 2014, pero había fracasado porque Alstom prefirió ceder sus actividades de energía al norteamericano General Electric y concentrar sus actividades en el sector ferroviario.

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