Cuando alguien activa un interruptor de luz eléctrica en ciertas partes de Sudamérica, es cada vez más probable que detrás del resplandor haya algún interés de un actor especial en la región: China, la gran nación asiática gobernada por Xi Jinping.
Empresas del gigante asiático muestran un creciente apetito por el sector energético sudamericano, con inversiones tanto en la transmisión como en la generación de electricidad.
En Chile acaban de comprar parte de la mayor transmisora eléctrica, hay reportes de que podrían hacer lo mismo en Argentina; en Brasil ya han volcado miles de millones de dólares en empresas del sector y a lo largo de la región se construyen hidroeléctricas con capital o tecnología china.
Los expertos creen que Pekín muestra así una nueva faceta en Latinoamérica, tras una primera ola de inversiones en el sector minero y cuando se estabiliza su demanda de materias primas, que disparó el comercio en años anteriores.
«Las empresas chinas se están diversificando hacia la infraestructura en general y la energía en particular«, señala Kevin Gallagher, director del Centro de políticas de desarrollo global en la Universidad de Boston y experto en el vínculo China-América Latina, a BBC Mundo.
El interés chino por el sector energético sudamericano es visto como parte de la estrategia de ese país de aumentar su presencia en el escenario mundial a través de sus compañías.
«Las empresas chinas en la industria de la energía eléctrica han sido seleccionadas como sectores prioritarios para la globalización», dice Gallagher.
Pero, ¿cuáles son los beneficios y riesgos que trae todo esto para los latinoamericanos?
Y explica que la región ofrece atractivos especiales: que su demanda de energía en el futuro sea fuerte y su oferta abundante, tanto a nivel hidroeléctrico como eólico, solar y biodiésel.
A eso se agrega la necesidad de inversión que tienen países de la región, así como problemas de endeudamiento o corrupción que restringen el acceso de sus empresas energéticas al crédito, abriéndolas a fusiones o adquisiciones.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó en enero que 65% de las fusiones y adquisiciones que realizaron empresas chinas en la región entre 2015 y 2016 estuvieron en el sector de energía eléctrica.
Y estimó que las inversiones de China en la región aumentaron de forma sustantiva en 2017, con la compra de importantes empresas de energía en Brasil por más de US$17.000 millones.