Costa Rica avanza hacia matriz energética 100% renovable

Una gigantesca estructura de cemento levantada sobre el río Reventazón, en medio del bosque húmedo del Caribe de Costa Rica, echó a andar sus turbinas, acercando al país centroamericano a su cometido de tener una matriz eléctrica totalmente renovable.

El Proyecto Hidroeléctrico Reventazón, la segunda obra de infraestructura más grande de Centroamérica después de la ampliación del Canal de Panamá, ya tiene en marcha tres de sus cuatro turbinas, con una capacidad de 73 megavatios (MW) cada una. La cuarta está programada para comenzar a funcionar en agosto.

«En un día de alta demanda, las tres turbinas operaron a plena capacidad sin ningún problema, eso nos dejó muy contentos», dijo a AFP el ingeniero Luis Roberto Rodríguez, encargado de la construcción de la planta que comenzó a ser edificada en abril de 2010.

reventazon

Para alimentar las turbinas, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) creó un embalse de 7 kms cuadrados que permite controlar el flujo de agua para generar energía según la demanda.

Con una capacidad instalada proyectada en 305 MW, Reventazón podrá cubrir las necesidades de 525.000 familias. La construcción de la planta está valorada en cerca de 1.400 millones de dólares.

Costa Rica cerró 2015 con 98,95% de su electricidad generada por fuentes renovables, una de las matrices energéticas más limpias del mundo, según datos del ICE.
Dentro de ello, las fuentes hídricas fueron las principales con 75,53%, seguida de la geotérmica, que utiliza el calor de los volcanes, con 12,88%, eólica (9,8%), biomasa (0,7) y solar (0,01%).

Poco más de 1% de la electricidad consumida el año pasado por el país centroamericano provino de fuentes térmicas, que utilizan combustibles fósiles como el diésel.

«Esperamos que con esta planta (Reventazón) se disminuya aún más la necesidad de generar con estas plantas de combustibles fósiles», comentó a AFP el presidente ejecutivo del estatal ICE, Carlos Obregón.

Sin embargo, 2015 fue también uno de los años más secos en los tiempos recientes, lo que dejó a las plantas hídricas en déficit, tanto las que disponen de embalse como las que operan a filo de agua, es decir, con la corriente normal del río sin acumular agua.

«Nosotros tenemos plantas a filo de agua, plantas eólicas y algo de solar. Esas fuentes generan de acuerdo con la disponibilidad del recurso, entonces necesitamos complementarlas con fuentes que sean utilizables en función de la demanda eléctrica», explicó Obregón al justificar la generación térmica cuando las condiciones climáticas son adversas.

Anticipó que para 2016, el uso de fuentes de generación térmica podría alcanzar 3% a 4% de la demanda total, más del doble del año anterior por la necesidad de cubrir los bajos niveles en los embalses en el inicio del año.

Con la normalización del régimen de lluvias desde mayo, las generadoras térmicas se han desfasado, y en las últimas semanas su uso fue casi nulo, según Obregón.

Pese a lo incierto del recurso hídrico por el cambiante régimen de lluvias, Costa Rica apuesta al uso de sus ríos para garantizar un futuro movido a electricidad.

El congreso aprobó en junio un proyecto de ley para construir un tren eléctrico que atravesará los principales centros urbanos de este a oeste, y mantiene en discusión una iniciativa para conceder estímulos fiscales al uso de vehículos eléctricos para sustituir la flota de carros convencionales, principales responsables de las emisiones por parte de Costa Rica de gases causantes del calentamiento global.

Ante esa perspectiva, Costa Rica tiene proyectado comenzar en 2018 la construcción de una nueva planta hidroeléctrica en el sur del país con dimensiones mayores a las de Reventazón.

Sin embargo, el Proyecto Hidroeléctrico Diquís parte rodeado de controversia porque su embalse requerirá inundar territorios indígenas, los cuales deben ser consultados antes de iniciar la construcción, que se prevé tomará siete años.

Indígenas del sur de Costa Rica se han movilizado contra la edificación del proyecto en sus territorios por comprometer afluentes que les sirven para pesca y navegación.

«Si el país quiere seguir una línea de generación limpia, adicionando plantas solares y eólicas, apoyándose en la geotermia, necesita una planta como Diquís. Si no lo tiene, el sistema será deficitario, con disponibilidad alta en las lluvias, disponibilidad baja en época seca (y) cuando no se tiene balance de energía, tenemos que entrar a lo térmico», explicó Obregón.

De ser construida como está prevista, la planta de Diquís tendrá una capacidad instalada de 650 MW, más del doble de Reventazón, lo que garantizaría al país el abastecimiento de energía limpia para las próximas décadas.

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