Luego del anuncio de que Alemania, Francia e Italia siguen los pasos de Reino Unido al sumarse como socios fundadores del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB en inglés), se espera que haya un aumento en la inversión en el sector de infraestructura que se realiza en Latinoamérica.
Esa entidad, impulsada por China y que inicialmente contaba con 27 miembros fundadores, es una de las cuatro instituciones que se creó con el fin de poner en marcha un sistema financiero internacional alternativo.
Y es que luego de que China fijara la meta para elevar las inversiones en la región, por un monto de hasta US$250.000 millones y de doblar el comercio bilateral hasta US$500.000 millones en los próximos diez años, países como Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Argentina se verán beneficiados con la inversión de dicha potencia en proyectos de infraestructura en minería, energía, educación y agricultura.
El atraso en términos de infraestructura de algunos países de América del Sur es el motivo por el cual el AIIB espera aportar más en la región, de acuerdo con lo explicado por el docente de ciencias económicas de la Universidad Nacional, Germán Nova.
“Las condiciones de las carreteras todavía no presentan la posibilidad de generar proyectos que vinculen nuestro mercado para facilitar la actividad del comercio internacional.
La situación de buena parte de los países asiáticos como China y Japón frente a las perspectivas de crecimiento económico, que se ven afectadas frente a una reducción, es que están buscando cómo estimular inversiones en países de América Latina para continuar con los vínculos económicos”, declara el docente.
Colombia, por su parte, es el segundo país de América del Sur en contar con el menor monto de inversión desde 2005 por parte del país asiático, al sumar un total de US$1.700 millones en el sector energético y solo US$100 millones durante 2014.
Según el profesor asociado de la Universidad Nacional y experto en integración económica y globalización, Ricardo Mosquera, esto se debe en parte a que la relación del país con China es marginal y “en cierta forma no nos beneficiamos mucho. En esa cultura es donde podríamos estar vendiendo petróleo y productos del carbón, no somos principal socio comercial para ellos”.
Por debajo del país se encuentra Bolivia, nación en la cual se ha invertido desde 2005 un total de US$840 millones, distribuidos en US$300 millones para el sector de la tecnología y US$300 millones para el de transporte, mientras que en 2014 el aporte de China fue de US$330 millones.
La situación es diferente en Brasil. En los últimos diez años el país asiático ha invertido US$31.400 millones repartidos en el sector energético y metalúrgico.
Lo anterior se ve reflejado en la adquisición de 40% de la compañía española Repsol a manos de Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec), por un total de US$7.100 millones, y la compra de 30% de las operaciones de la empresa de energía Galp por US$5.500 millones.
Por esta misma línea sigue Venezuela, segundo país de América del Sur en el que se han realizado inversiones por el orden de US$17.500 millones desde 2005 y que continuará creciendo gracias a que Venezuela National Petroleum Corporation (Cnpc), con US$28.000 millones, y Sinopec, con US$14.000 millones, fijaron inversiones en la Faja Petrolífera del Orinoco, en la cual China concedió un crédito por US$20.000 millones para nuevos proyectos, así como para iniciativas de carácter social.
Además, en Perú las inversiones de China han alcanzado los US$16.500 millones en diez años. Uno de los proyectos en el que participó el país fue en la adquisición de la mina de cobre Las Bambas por el consorcio MMG por un total de US$5.800 millones.
De acuerdo con Mosquera, la creación del AIIB se pueden entender como la búsqueda no solo de un protagonismo en el sector financiero sino también de acuerdos bilaterales.
“China ha establecido relaciones muy sólidas con países de América del Sur. En el caso de Brasil y Chile el país asiático es el primer socio comercial; de Perú y Argentina es segundo socio comercial”.
Estados Unidos es el principal socio comercial de la potencia asiática. Norteamérica ha recibido un total de US$71.900 millones en la última década, donde se resaltan montos de US$20.400 millones para el desarrollo de servicios financieros y US$16.600 millones para energía.
El segundo es Australia, al cual se ha destinado alrededor de US$61.300 millones, seguido por Canadá, con US$39.400; y el último es Indonesia, con una inyección de capital de US$30.700 millones. En estos destacan los sectores de metales y energía. (Fuente: La República, Colombia).